Toda empresa y hogar generan residuos, desechos que deben ser tratados de forma frecuente.

En el caso de las empresas, dependiendo de su rama y actividades principales, estos residuos pueden ser peligrosos o no peligrosos.

Los residuos no peligrosos, si bien por su definición no son una amenaza inmediata para la salud o el gestión del medio ambiente, también requieren condiciones especiales de manejo a tener en cuenta por el empresario responsable, e incluso por los hogares.

¿Qué es un residuo no peligroso?

Se considera residuo a todo aquel material físico que acabamos desechando. En el caso de los desechos no peligrosos, son aquellos que dejan las actividades cotidianas en una empresa u hogar: en una empresa lo pueden ser la papelería, plásticos, embalajes, cajas de cartón; mientras que en un hogar pueden ser los cubiertos plásticos, bolsas de basura y colchones usados.

Los residuos no peligrosos pueden clasificarse de muy distintas maneras:

  • Urbanos e industriales.
  • Biodegradables o no biodegradables.
  • Reciclables o no reciclables.

Los residuos no peligrosos requieren atención

Si bien directamente, un residuo no peligroso no representa una amenaza particular, la acumulación de los desechos si puede llegar a considerar un problema con el cual hay que tomar medidas con cierta urgencia.

Por riesgos producto de la acumulación, nos vemos obligados a tomar decisiones de logística y transporte para mantener operativos los espacios de trabajo. Y es que, una acumulación excesiva de desechos de papel, por ejemplo, es un factor de riesgo para un incendio si los mismos no son tratados adecuadamente.

De igual manera ocurre con el impacto ambiental que puede sufrir el entorno de trabajo, si no se recoge ni se disponen los desechos que se generan. De tal manera que es indispensable para el empresario una gestión de riesgos clara en relación con los residuos no peligrosos.

En la gestión del reciclaje de residuos no peligrosos, cada kilogramo o tonelada de desechos reciclables que no sea debidamente tratada, es una oportunidad perdida de emplear los recursos del reciclaje y así darle de nuevo a estos materiales la posibilidad de volver al ciclo productivo, dándole un respiro a nuestro medio ambiente a través del consumo sostenible de los recursos materiales.

Es bien sabido que lo que para unos puede ser considerado como “desecho”, puede constituirse para otro como su “materia prima”, por lo que es necesaria una gestión de los residuos no peligrosos que incluya el reciclaje.

Por otro lado, es importante el establecimiento de un sistema de gestión de los residuos en el sistema económico; ya que genera prosperidad en nuestras comunidades, aprovechando sus recursos de la manera más eficiente, con criterios de sostenibilidad.

¿En qué consiste la gestión de los residuos no peligrosos?

Una gestión adecuada de los residuos no peligrosos abarca las tareas de desecho y disposición temporal; recolección; transporte y disposición final. En la etapa de desecho y disposición temporal, ya se ha constituido como una práctica estándar la preclasificación de los residuos, desechándose en los diferentes tipos de contenedores o áreas distintas, dependiendo del tipo de residuo.

Esta práctica facilita la actividad del gestor de residuos no peligrosos para transportarlos y extraerlos de la empresa de manera eficiente. Lo más conveniente es que dicha actividad sea ejecutada por una misma empresa, lo que le permitirá ofrecer un servicio mucho más competitivo, que si estas actividades son ejecutadas por varias empresas distintas.

En SMV poseemos el equipo humano y logístico adecuado para ayudar al empresario en el tratamiento de los desechos no peligrosos de la manera más eficiente.

Cómo conseguir la gestión eficaz de residuos no peligrosos

Teniendo en cuenta las recomendaciones para gestionar los residuos de la mejor manera, una empresa que actúa de forma inteligente y responsable sigue los siguientes pasos:

  1. El área o departamento correspondiente hace un inventario de cuáles son los desechos o residuos no peligrosos más comunes en la actividad diaria de la empresa, sean estos residuos papel, cartón, telas, plásticos, etc., clasificándolos por su mayor consumo y uso, así como por su posibilidad de reciclaje.
  2. Culminada la clasificación, a partir de ese momento se desechan los materiales tomando en cuenta los criterios ya establecidos.
  3. El gestor de residuos no peligrosos hace el acopio de los residuos, siguiendo los criterios de clasificación que la empresa originalmente ha implementado, para facilitar luego la mejor disposición final de los mismos.
  4. Una vez en posesión de los residuos, el gestor de residuos no peligrosos los lleva a su destino final, o a la planta de reciclaje de material, dependiendo del caso.

En definitiva, la acumulación indeseada de residuos no peligrosos puede también generar residuos peligrosos para la empresa y el medio ambiente; los cuales pueden ser atendidos de forma conjunta por la empresa y el gestor de residuos no peligrosos con una estrategia compartida.

Desde SMV tenemos la capacidad de atender el proceso completo de la gestión de residuos no peligrosos de la manera más eficiente y profesional, ofreciendo seguridad y confianza a las empresas y a la comunidad de que estos elementos de riesgo serán atendidos y solucionados. Contáctanos y empieza a tratar correctamente tus residuos.